QUIEN INVENTO EL REGGAETON
Las raíces del reggaeton empezaron en Panamá en los años 1970, luego fue evolucionado y modernizado en Puerto Rico en los años 1990 donde recibió su nombre. El reggaetón empieza como una adaptación del reggae jamaiquino (y del posterior dancehall jamaiquino) a la cultura hispana en Panamá. Los orígenes del reggaetón empezaron con las primeras grabaciones de reggae latinoamericanas hechas en Panamá durante los años 70. La influencia del reggae jamaiquino en la música panameña ha sido muy fuerte desde principios del siglo XX, cuando importaron trabajadores de Jamaica para construir el Canal de Panamá.[2] Artistas como El General, Chicho Man, Nando Boom, Renato y Apache Ness empezaron a cantar reggae en idioma español por primera vez. Era una práctica común traducir las letras del reggae de Jamaica al español y cantarlas en sus melodías originales, esta forma fue denominada reggae en español. Mientras tanto, durante la década del 80 el rapero de Puerto Rico, Vico C, lanzó discos de Hip Hop en español en su isla nativa. Su producción ayudó a extender el sonido del reggaetón, por lo cual se le da tanto crédito a este rapero. La extensión del movimiento del reggae en español en las comunidades latinoamericanas del y en los centros urbanos de Estados Unidos ayudó a incrementar su popularidad.[3]
Daddy Yankee, uno de los exponentes del género.
Se comienza a escuchar el reggaetón a principios de los años 1990, con canciones de rap en español, como Soy de la calle de Vico C. El agrado por el rap dio fruto a éxitos como La escuela, de Ruben DJ, y Gata Sandunguera de Mey Vidal. La fusión del ritmo reggae con el rap en español dio origen a una fusión que ha evolucionado hasta lo que hoy conocemos por reggaetón. Entre las primeras canciones de la fusión se destaca «Me levanto los domingos», de Wiso G, que fue flanqueado con exponentes como Big Boy y producciones más viables del propio Vico C. El género comenzó acuñando el término underground en Puerto Rico, ya que debido a que no era un género conocido, era distribuido de manera clandestina entre la juventud Dice la definición clásica que la música es el arte de combinar los sonidos. No se incluye a la palabra, pero el concepto la abarca ya que la palabra es la expresión sonora de un abstracto mental.
Destaco de que la música está definida como “arte”. Y ¿Qué es el “arte”?
En este contexto podríamos decir que es la virtud, disposición y habilidad para hacer algo. O el conjunto de preceptos y reglas necesarios para hacer bien algo.
La expresión artística emana de la capacidad humana de razonar y de plasmar sus ideas en una forma entendible para otros. Entonces, el arte es una de las formas de emitir un “mensaje”.
La teología clásica admite que la idea de que el hombre haya sido creado “a imagen y semejaza de Dios” incluye la humana posibilidad de ejercitar un intelecto superior, con una capacidad extraordinaria que, a más de abstraer, permite vivenciar nociones espirituales.
Los animales comparten parte de nuestra biología, la parte del hombre hecha del polvo de la tierra; pero no tienen la posibilidad de razonar, de entender al nivel de los humanos. La razón, el libre albedrío, y todo lo que tenga que ver con la inteligencia superior, vincula al hombre con su parte creada a imagen y semejanza de Dios.
Y el arte es una expresión de la razón.
La música es parte de la pléyade de las artes.
La música, como el resto de las artes, es una forma de la expresión humana. Surge de la capacidad otorgada al hombre desde momento mismo de la creación.
Planteado de esta manera, podríamos decir que la música es un “medio de comunicación”.
Mencioné al principio de este artículo que la definición de música no excluye a la palabra. De allí que podamos hablar de canciones, con “letra y música”.
Y la palabra es otro medio de comunicación que tiene que ver con la superioridad del intelecto humano.
En definitiva, “música y palabras” provienen de un mismo lugar: la mente del hombre.
Y ésta, en la forma que existe, proviene de la configuración original según el modelo “a imagen y semejanza de Dios”.
Podemos usar la palabra para decir cosas buenas y malas, para bendecir o maldecir. O simplemente podemos utilizarla como medio para comunicarnos y expresarnos sobre sentimientos, ciencia, etc.
La música tiene los mismos atributos que la palabra. Como ella, es un medio de comunicación y se puede utilizar para bien o para mal, para bendecir o maldecir, o incluso puede, en este sentido, ser neutral.Todas las artes tienen en común esto.
Por ejemplo: la pintura o la escultura, pueden transmitir un mensaje positivo, negativo o ser neutros. Dependerá de la intención original del autor y finalmente de la interpretación que se hará después de ella.
¿Quién creó la música? Está claro que es previa a la humanidad y será superviviente a esta. Entonces ¿Quién la creó? La Biblia no lo explicita, pero entiendo que su origen es celestial. Ergo, creo que el autor es el mismo Dios.
¿Existe la música inspirada? ¿Por qué la Biblia habla de “salmos y cánticos espirituales”?
Creo que, de esta última pregunta se desprende que no todo salmo o cántico es espiritual. Pero ¿Por qué habría de ser así?
Personalmente creo que la música originada de un touch divino es algo excepcional. Tan excepcional como la palabra profética. ¿Existe la profecía? Por supuesto que si. Sería una herejía desatender uno de los fundamentos de la comunicación Dios-hombre, promulgada desde la misma Biblia. Sin embargo, ¿Profetizamos con cada palabra que expresamos en el cotidiano vivir? Obviamente que no. El más prolífico de los profetas no hablaría profecía sino tan solo mediante un mínimo porcentaje de sus expresiones verbales diarias.
Entonces, me atrevo a decir que si existiera la música inspirada (adelanto mi opinión favorable), no toda lo es, aún la escrita por un cristiano nacido de nuevo.
¿Qué entiendo acerca de lo que debería llamarse “música inspirada”?
Haciendo la salvedad del posible contacto divino a la manera profética, la música inspirada es la que debería emanar de una mente regenerada por la obra del Espíritu Santo.
Entonces, emana del hombre, pero en este caso del hombre que como en todas sus expresiones, traduce una mentalidad acomodada a la mente de Cristo.
De manera que pienso que la música es una forma de comunicación, sublime desde génesis. Como todo lo creado, el uso indebido que el hombre pueda hacer de ella, no la descalifica en absoluto.
A esta altura resulta obvio que el hombre, libre albedrío mediante, puede optar por utilizar la música, así como la palabra y cualquier arte, al servicio de Satanás. Recordemos que la ocupación de Lucifer, cuando aun no se había revelado, era justamente la de ser músico. De manera que, excepto Dios, nadie mejor que Satanás conoce del arte musical.
¿Que tiene la música de particular? ¿Dónde radica su “poder”?
La música, además de simple habilidad y belleza, resulta un medio poderoso para el transporte e inoculación de ideas. Es que la mente humana es muy afín a la combinación de sonidos. Música y palabras constituyen un tándem eficaz.
Imaginemos que Marcos Witt, haya dicho una o mil veces “Enciende una luz”. Este concepto jamás habría de proyectarse en la dimensión que lo hizo si no fuera por la eficaz asociación con una melodía bella y pegadiza. Millones han repetido con palabras o en su mente: “Enciende una luz… enciende una luz… enciende una luz”. La música tiene la potencialidad de “carrier” de ideas , como ningún otro arte.
Fruto de la obra de un creador non sancto, una melodía pegadiza podría llegar a “pegarnos” (valga la redundancia) la mas absurda de las ideas.
De allí la importancia de la música. Sirve para tanto para hacer lo bueno como para lo malo, para llevar un mensaje de santificación o de herejía.
Pero, en rigor de verdad, en música, y en todo arte, nada surge de la nada. Siempre se innova sobre una base anterior. Así como cualquier lector puede “inventar” un nuevo vocablo, creando un neologismo; o cual! quier pi ntor tiene una idea novedosa para plasmar en la tela, el compositor musical tiene la ocurrencia de una melodía.
Entonces a cualquier “inventor” de un estilo, a lo sumo cabría otorgársele el mérito se haber tenido éxito en la difusión de un concepto musical.
Así como una persona es capaz de inventar un neologismo, el músico crea melodías y estilos. Pero el hombre no ha creado el don de la palabra, de la misma manera que el hombre no es el autor de “la” música.
En este punto de los estilos musicales, cabe decir que ellos tienen mucho (o todo) que ver con la música en sí y la interacción con la cultura.
No encontré en la Palabra de Dios algo que me oriente a pensar que tal o cual estilo es mas apropiado a la Iglesia. De ser demasiado intransigentes caeríamos en que hoy tendríamos que cantar como los hebreos de hace 2000 años, o como ocurrió en un tiempo, pensar que el “canto llano” era la única opción aceptable.
Sin embargo, hay algunos lineamientos que, siendo de aplicación a lo general de la vida cristiana, pueden aplicarse a la música en particular.
Toda expresión del cristiano debe evidenciar una mente conforme a la “mente de Cristo”. Esto, por oposición, significa no de acuerdo al mundo. “No os conforméis a este siglo”.
Creo que el creyente no debe ir corriendo tras lo que es exitoso en el mundo, y originado desde él, sino mas bien contra la corriente.
Los estilos musicales, así como el lenguaje verbal de las personas, reflejan una identidad. Escuchamos hablar y las personas e inferimos su nacionalidad o procedencia por su acento.
Este “acento” o giro característico debe ser notorio en el cristiano.
Mientras este concepto resulte claro y evidente, cuando la melodía y el ritmo no representen a un estilo de vida viciado de herejía y pecado, es decir que el “acento” de la música no represente al mundo y al pecado, no veo objeción al uso de cualquier ritmo.
Porque hay música que identifica toda una ideología. Y a veces esta ideología es satánica. De más está decir que frente al caso la descartaría de plano.
¿Cuál es el origen del regaettón? ¿Se lo identifica con el mundo y el pecado? ¿Es el estandarte de alguna doctrina opuesta al Evangelio? ¿Es cultivado y utilizado como característico “carrier” de ideas apologéticas del pecado?
Solo si así fuera, diría que el reggaetón no es un estilo conforme al Evangelio.
Creo que estas preguntas son prioritarias a otras que tienen que ver con discriminar entre una melodía y otra en razón del aire alegre o melancólico de su ritmo, si gusta o no, si “pega” o no, si es novedoso o no, etc.
¿Quién inventó la música? Creo que el mismísimo Dios
¿Quiénes inventan lo ritmos? Los humanos en virtud del atributo creador otorgado por Dios.
¿El reggaeton es satánico? No lo creo. No por el hecho del ritmo en sí mismo. La música no es otra cosa sino lo que sus creadores han decidido que sea. Verificaría la identificación reggaeton – mundo antes de responder.
Finalizando apelo a un conocido versículo: “Todo me es lícito pero no todo conviene”.
Como suele despedirse un destacado y promisorio músico cristiano, venezolano y ocasional opinador del foro de NoticiaCristiana.com: “Hasta una próxima noticia”
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